Ante situaciones de dolor emocional o problemas en las relaciones, es muy normal querer expresarse.
Por Arturo Torres
“Necesito hablar con alguien” es una idea recurrente que surge en la mente de quienes se sienten mal emocionalmente, ya sea por un trastorno psicológico de causas biológicas (como la depresión endógena) o por sucesos dolorosos que han ocurrido en sus vidas, como un divorcio, un episodio de acoso sexual o el sentimiento de soledad.
Lo cierto es que resulta normal querer expresar lo que sentimos cuando el dolor psicológico desgasta nuestra calidad de vida. Por un lado, tener a alguien con quien conversar ayuda a ordenar nuestras ideas, el sistema de pensamientos a partir del cual percibimos y analizamos lo que ocurre. Por el otro, sentir el apoyo y la empatía de alguien es muchas veces algo que necesitamos para superar esa situación y seguir hacia adelante.
En este artículo veremos algunas ideas clave útiles para esos momentos en los que sentimos esa necesidad de hablar con alguien que escuche por lo que hemos pasado y cómo nos sentimos, una experiencia más común de lo que parece y capaz de alcanzar a cualquier persona. A veces será necesaria la ayuda de psicólogos, y a veces será suficiente con amigos, la pareja o familiares.
Posibles soluciones al “necesito hablar con alguien”
Que sientas que necesitas explicarle a alguien cómo te sientes no es casual. Uno de los aspectos más importantes para superar los malos momentos consiste en comprender el sentido de lo que nos produce malestar, y esto a menudo es algo que cuesta mucho hacerlo a solas, sin ayuda.
Especialmente teniendo en cuenta que la tristeza, la melancolía o la ansiedad muchas veces no nos deja pensar bien, o hacerlo de manera sostenida y sistematizada, algo necesario para llegar a conclusiones coherentes.
Ahora bien… ¿qué debemos hacer ante ese sentimiento de “necesito hablar con alguien sobre lo que me pasa”? Aquí encontrarás varios consejos.
1. No te aferres a los prejuicios sobre los demás
El momento en el que nos abrimos para mostrar nuestras vulnerabilidades y expresar cómo es el malestar que sentimos funciona a través de unos códigos de comportamiento diferentes a lo que ocurre durante la mayor parte del tiempo en las relaciones sociales. Puede que normalmente todos intenten mostrar la mejor versión de sí mismos y actúen como si no tuviesen problemas graves, pero si tú muestras tus vulnerabilidades de manera honesta y en uh contexto de intimidad, lo más probable es que los demás te correspondan y te apoyen totalmente en esa acción, e incluso se mostrarán también vulnerables hablándote de experiencias parecidas.
Por eso, no hay que dar por sentado que la reacción a lo que vayas a decir sea la indiferencia o las burlas; esto solo ocurre en relaciones claramente dañadas, las cuales probablemente ya sepas reconocer en tu día a día.
Así pues, busca apoyo en aquellos que sabes que te aprecian o te quieren, y no uses el miedo a la no aceptación como excusa para no dar el paso de decir qué te pasa y cómo te sientes. Te sorprendería saber hasta qué punto hasta relativos desconocidos pueden interesarse por tu bienestar.
2. Busca el contexto adecuado
Aunque te sientas muy mal y sientas una cierta urgencia para expresarte, es importante que elijas el lugar, el momento y la persona adecuada. Esto es incluso más prioritario que iniciar la conversación con todas tus ideas ordenadas y debidamente concretadas (algo que probablemente no consigas en tu estado de malestar, al menos antes de iniciar la conversación).
Si no planificas estos tres aspectos fundamentales, es muy probable que la primera toma de contacto con alguien que está ahí para apoyarte sea poco fluida y frustrante; por ejemplo, porque hay demasiado ruido ambiental o porque la otra persona tiene responsabilidades que atender y solo dispone de unos pocos minutos.
Expresar cómo te sientes es importante: merece que te tomes ese momento en serio y lo planifiques igual que si fuese una cita formalizada y anotada en la agenda. De no ser así, incluso puedes tener que lidiar con un problema añadido: miedos, inseguridades y prejuicios sobre lo que supone abrirse ante los demás. Si esto pasa, tenderás a querer aislarte más y comunicarte menos, de modo que ti te plantees buscar una solución a tu dolor psicológico.
3. No busques que te comprendan totalmente
El objetivo de hablar con alguien sobre lo que te hace sentir mal no es que te comprendan a la perfección. Esto es algo imposible, porque cada persona es única y experimenta lo que le pasa de maneras distintas.
Lo que debes buscar, además de la conexión empática, es justamente la pluralidad en la manera de ver las cosas: puntos de vista alternativos que te ayuden a lograr una percepción más constructiva y menos dramática y derrotista de lo que te pasa. Recuerda que el hecho de que tú hayas vivido lo que te ha hecho daño no hace que necesariamente tengas una perspectiva más objetiva de la realidad; muchas veces, ocurre justamente lo contrario.
Encuentra tu psicólogo
Tal y como hemos visto, hablar con alguien acerca de los problemas que nos hacen sentir mal puede resultar una gran ayuda, pero muchas veces es necesario algo más. La ayuda profesional dada por psicólogos especializados en psicoterapia y asistencia psicológica es un recurso que ayuda a superar situaciones de dolor emocional y problemas en nuestra manera de relacionarnos con el entorno y con los demás.
De hecho, incluso existe la posibilidad de acudir a terapia de pareja o terapia familiar, para aquellos casos en los que lo que falla no se encuentra tanto en nosotros como en nuestras interacciones con otras personas de nuestros círculos sociales más cercanos. Encontrar un psicólogo supone mucho más que tener a alguien con quien hablar: nos da la oportunidad de tener a un profesional experto en el comportamiento humano que nos ayude a aprender nuevas maneras de sentir, pensar y de comportarnos de una manera constructiva y acorde a nuestros intereses y valores.
Es decir, que no es simplemente un proceso de expresar sentimientos, sino que la información que le damos al psicólogo sirve para que este nos pueda ayudar a realizar progresos a lo largo de un entrenamiento en el que modificamos nuestros hábitos para convertirnos en personas mejor equipadas para gestionar problemas y fuentes de malestar.
Ir a psicoterapia es aprender la teoría y la práctica de cómo regular nuestras emociones y nuestra toma de decisiones ante situaciones difíciles. Además, no es necesario tener una enfermedad o trastorno diagnosticado para acudir a consulta de terapia psicológica: en ocasiones, el malestar que nos afecta no encaja con las definiciones y etiquetas utilizadas en los manuales de salud mental.
Referencias bibliográficas:
National Collaborating Centre for Mental Health. Depression. (2009). The treatment and management of depression in adults (updated edition). National Clinical Practice Guideline Number 90. London: British Psychological Society and Royal College of Psychiatrists.
Nomen Martín, L. (2007). El duelo y la muerte. El tratamiento de la pérdida. Madrid: Pirámide.